lunes, 9 de mayo de 2016

CÓMO LIDIAR CON LA PRESIÓN SOCIAL

Lidiar con la presión social es un tema algo complicado que se ha de tratar cuidadosamente. En nuestra vida, los amigos, compañeros de clase, etc. son cada vez más importantes para nosotros y no dejarte llevar por estos en determinadas situaciones puede ser algo complejo.
A continuación veremos una serie de pasos y recomendaciones para intentar apartarnos de esta presión.


PASOS

1.       Identificar la presión social. Es el sentimiento de que necesitas estar de acuerdo con una persona o grupo de personas o de lo contrario sufrirás consecuencias como el rechazo, la pérdida de autoestima…

2.       No toda la presión de grupo es negativa. A veces sí es bueno ceder ante la presión de grupo. Los compañeros que impulsan a sus amigos a demostrar sus talentos o a probar algo bueno pueden ser decisivos para superar la timidez, influencias, miedos o simplemente para ampliar sus horizontes. En las circunstancias correctas, tus amigos te pueden empujar a que hagas cosas buenas por buenas razones.

3.       Conoce el sentimiento "Oh-Oh". Ese es el sentimiento que te da cuando alguien quiere que hagas algo que no te sientes cómodo haciendo. Si lo sientes, hay que reconocer  que esta situación está desafiando a un límite personal.

4.       Identifica el comportamiento. ¿Qué es lo que te hace sentir incómodo? La presión social no siempre se trata de hacer algo peligroso, pero a menudo lo es. La pregunta es: ¿este comportamiento podría herirte a ti, a alguien más o a alguna propiedad?





5.       ¿Me sentiré orgulloso de esto mañana? Una buena regla que puedes seguir cuando tengas dudas, es preguntarte si estarás orgulloso de ti mismo cuando todo se acabe.

6.       Estrategias para decir 'no'. Cuando te encuentres en una situación negativa de presión de grupo, existen algunos métodos que funcionan bastante bien a la hora de negarse:
·         “No, gracias”. Cuando un compañero tiene una mala idea, a veces se siente como si el silencio de todos significara que todos aceptan. A menudo solo es necesario que una persona hable para cambiar una situación.
·         Haz que otras personas que piensen parecido a ti adopten tu postura. Tal vez no puedas disuadir a tus compañeros, pero es posible que no seas la única persona que se siente incómoda con una situación de presión de grupo.
·         Haz tus planes sociales con tiempo. Por ejemplo, si no te sientes cómodo con cierta fiesta en tu universidad, planea algo más con otros amigos que piensen como tú.

7.       Los amigos de verdad te aceptan como eres. Algunas personas cometen el error de tratar de ser amigos de gente que no vale la pena. Un amigo real puede que no comparta por completo tus creencias, pero te respetará.

8.       Piensa a qué le temes. ¿Qué te insulten? ¿Verte diferente, raro o no natural ante el espectador promedio? ¿No ser parte de una multitud? Pues si es cualquiera de estas cosas, necesitas dejar de pensar así. El 90% de las veces alguien insulta porque se siente inseguro. No dejes que su hostilidad te ponga triste.

9.       Una vez que hayas decidido a qué le temes, trabaja en decirte a ti mismo que no hay nada de qué preocuparte. A alguien no le caes bien por ciertas cosas, ¿realmente valoras su opinión?, incluso si es un amigo cercano ¿qué importa su opinión? Lo que es importante es pensar en ti.



10.   Forma tu propia opinión sobre las cosas. Cuando algo nuevo sale, como una nueva película o una nueva moda, si no te gusta, aférrate a esa opinión. Si no estás seguro o tu opinión cambia con el tiempo, está bien. Solo analiza por qué no puedes decidir o por qué cambias de opinión.

11.   Sé amable. Sonríe, muéstrate contento y agradable. Demuestra que estás a gusto con quien eres y con tus propias decisiones.

CONSEJOS

·       Júntate con gente que no ceda ante la presión de grupo.
·       No tengas miedo de hablar con un adulto.
·       Si alguien te está presionando mucho, ignóralo o aléjate de esa persona.
·       Debes tener confianza en quién eres.
·       Si tu amigo está tratando de que hagas algo o estés de acuerdo con algo a pesar de que no quieres, probablemente no es tu amigo de verdad.
·      Piensa en cómo te sentirás a la larga. ¿Cómo te va a afectar física o emocionalmente esta acción?


lunes, 2 de mayo de 2016

LA IMPORTANCIA DEL TRABAJO FAMILIA-ESCUELA PARA FORMAR VALORES


LA IMPORTANCIA DEL TRABAJO FAMILIA-ESCUELA PARA FORMAR VALORES


Tiene mucha importancia social, construir una escuela en la que la familia y el centro estén reflejados y participen en conjunto. Es decir, crear una educación colectiva y ampliada en la que todos podamos contribuir y de la que seamos partícipes con el fin de mejorar las capacidades y resultados de nuestros alumnos y del entorno en general, fomentando buenos valores. Una gran responsabilidad si tenemos en cuenta que en dichas generaciones se sustentará nuestra sociedad del futuro. Una acción en la que todos los agentes sociales tienen que estar involucrados con el objetivo de crear y establecer redes de conexión duraderas y de confianza entre ellos.

Pero vayamos por partes. En los últimos tiempos, la concepción y estructura que teníamos de la familia ha cambiado por completo. El núcleo familiar por motivos de trabajo, nuevos pensamientos y formas de vida,  falta de tiempo, etc. empieza a perder su función primaria de socialización, recayendo ésta, cada vez más en las escuelas, a las que prácticamente ya se les exige una formación íntegra del individuo. Por eso, es importante cambiar esta práctica y que las familias (y resto de agentes) se impliquen mucho más en la educación del alumnado.

Es necesario crear nuevas formas de cooperación entre las familias y los centros, establecer vínculos más cercanos entre los docentes y los padres o que los equipos de los centros directivos sean más accesibles y sirvan como puente entre los profesores y las familias para llegar a ese entendimiento tan beneficioso para todos. De esta manera, un primer paso importante que dar sería que los trabajadores educativos establezcan lazos de unión con las familias ya que comparten intereses comunes. Como bien dice Hargraves: “Desarrollar un profesionalismo que abra las escuelas y los profesores a los padres y al público con un aprendizaje que vaya realmente en dos direcciones.” Porque es realmente importante tanto para el alumno como para la sociedad establecer estas alianzas entre los diferentes agentes comunitarios.

Además, es de suma relevancia la idea de trabajar por construir el compromiso entre padres, estudiantes y escuelas para crear nuevas redes comunicativas y de asociación donde todos encontremos nuestro hogar, donde nos sintamos parte de un todo y en definitiva, nos ayudemos. Y es que como dicen que la unión hace la fuerza, es de ilusos desaprovechar este potencial social que tan poco nos costaría crear y mantener y que tan buenos resultados nos daría. En esta línea, los padres deberían superar los sentimientos de desconocimiento e inseguridad  y participar con más asiduidad de la comunidad educativa de sus hijos. Al igual que los profesores y la escuela, cuya actitud debería ser más cercana, empática y comprensible.

La sociedad en general, está tan automatizada que busca acabar su jornada laboral, marchar a casa y que su trabajo no sea cuestionado. Por ello, es fundamental que los profesionales de la educación y los centros adquieran un carácter más colaborativo y ofrezcan esa confianza que muchas veces les falta a la hora de relacionarse con las familias. Éstas participarían más del desarrollo escolar si tuvieran a profesionales que le dieran pie a ello. Por el contrario, muchas veces se mantienen al margen por no querer “molestar”, no salir de su zona de confort o no encontrar esa confianza con el educador de su hijo, a quién se lo confía diariamente. Y es que si familias y centros se unen, las posibilidades de éxito del alumno son superiores. Sin hablar, del impacto positivo que tendría si además de la escuela y la familia, la comunidad creara proyectos educativos que reforzaran lo aprendido en las aulas.

Desde otro punto de vista, fomentar la confianza entre la gente y la virtud cívica mediante una red duradera de relaciones daría increíbles frutos para la comunidad. Compartir recursos, información y experiencia; cooperar y colaborar unos con otros sería fundamental para crear una sociedad más justa y democrática.

Los niños pequeños aprenden con el ejemplo, por lo tanto enseñarles los valores, implica un compromiso personal. Es necesario dar el ejemplo con actos y palabras para que los niños los asimilen, los imiten y los vivan. Por tanto, la enseñanza de los valores se inicia en el hogar, promovida por el ser y el hacer de los padres y otros agentes de su entorno. Paralelamente, en la escuela, estos valores, deberán ser ampliados y fortalecidos. Por lo tanto es primordial trabajar tanto los aspectos congestivos afectivos y procedimentales de igual forma para lograr formar en la persona un desarrollo íntegro.

Los profesores deben aceptar y escuchar sugerencias y reclamaciones, contar con más tutorías personalizadas y tiempo para estar con las familias e intentar construir una visión colectiva de la educación.

Por otro lado, también las familias (siendo el núcleo de la primera socialización) deben interesarse más por la educación de los alumnos, participar en los proyectos con convencimiento y no por obligación, dejar de ver a los docentes como “enemigos” y no dejar que éstos sean los únicos responsables de la educación de sus hijos.